La pregunta sobre la persona de
Jesucristo es, sin duda, el tema más tratado en la historia del mundo. Esto
muestra desde el primer momento la importancia de la pregunta. La médula del
cristianismo es la persona de Jesucristo con sus dos naturalezas verdaderas:
Dios y hombre.
Jesús vino al mundo como hombre, un hombre de verdad. Jesús vio con ojos de hombre, oyó con oidos de hombre, trabajó con manos de hombre, sintió con sentimientos de hombre, lloró con lágrimas de hombre, amó con amor de hombre.
Pero ver a Jesucristo sólo como hombre, es verlo a medias, incompleto, parcial. Es ver poquísimo de Jesucristo, su personalidad, sus enseñanzas, su voluntad, su inteligencia, su trato, etc., desde un simple plano humano. Ver a Jesucristo sólo como hombre, es perderse de lo mejor de Él.
Tenemos varias pruebas de que Jesucristo era realmente Dios, en los Evangelios y en la historia:
Jesús vino al mundo como hombre, un hombre de verdad. Jesús vio con ojos de hombre, oyó con oidos de hombre, trabajó con manos de hombre, sintió con sentimientos de hombre, lloró con lágrimas de hombre, amó con amor de hombre.
Pero ver a Jesucristo sólo como hombre, es verlo a medias, incompleto, parcial. Es ver poquísimo de Jesucristo, su personalidad, sus enseñanzas, su voluntad, su inteligencia, su trato, etc., desde un simple plano humano. Ver a Jesucristo sólo como hombre, es perderse de lo mejor de Él.
Tenemos varias pruebas de que Jesucristo era realmente Dios, en los Evangelios y en la historia:
· En primer lugar, Jesucristo
mismo se presentó como Dios. Toda su vida nos lo muestra con gestos propiamente
divinos: los milagros. Los realiza con la única ayuda de su palabra:
cura a la suegra de Pedro, calma el viento y las olas, resucita a Lázaro cuando
ya olía mal, multiplica los panes y los peces, cura a enfermos y endemoniados,
devuelve la vista a los ciegos... ¿será algún hombre capaz de realizar esos
actos?
· Una segunda prueba de la
divinidad de Cristo, son los miles de mártires que han derramado su
sangre confesándolo como verdadero Dios y verdadero hombre. Ningún hombre
entrega su vida por un hombre muerto en una cruz hace siglos.
· La tercera prueba es la Iglesia Católica
que ha sufrido tantas persecuciones a lo largo de la historia, pero sigue
existiendo como la institución más antigua en la historia de la humanidad. ¿Por
qué tantas persecuciones, tantos emperadores ambiciosos, tantas calumnias no la
han acabado? Y hoy la vemos más floreciente que nunca en un mundo que trata de
vivir en contra del Evangelio: sin obediencia, sin sacrificio, sin cruz, sin
humildad, sin perdón. Todo esto muestra que la verdadera Iglesia de Cristo
tiene un soporte divino.
En definitiva, quien dice apreciar a Cristo sólo como hombre, es porque no lo conoce bien.
Fuente: Catholic.net
En definitiva, quien dice apreciar a Cristo sólo como hombre, es porque no lo conoce bien.
Fuente: Catholic.net
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